Chipre es quizás de las islas menos conocidas del Mediterráneo, seguramente porque no hay vuelos directos a la misma. Ubicada frente a la costa del Líbano y al sur de Turquía. Aquí se habla griego y se paga con euros, y se puede llegar desde Madrid, Barcelona o Valencia haciendo escala en Istambul, por ejemplo.
El destino es una buena elección para amantes de la playa, que disfrutarán de a las increíbles playas de Pafos; los asiduos a viajes culturales, y también los viajeros deportivos, ya que en las montañas de Troodos se puede practicar trekking o bici de montaña. Te contamos cinco cosas que puedes disfrutar en Chipre este verano.
FOTO: @Politours360
Cinco cosas que hacer en Chipre
Deportistas o playeros, foodies y amantes de la cultura… esto es lo que podéis hacer en Chipre este verano:
1. Visitar Ayia Napa, el pueblo de las playas de ensueño
A pesar de su popularidad, Ayia Napa es un antiguo pueblo pesquero de la costa chipriota con apenas 3.000 habitantes. Eso no impide que sea uno de los más conocidos de toda la isla precisamente por ser uno de sus principales focos turísticos.
Situado en la parte oeste de Chipre y al sur del distrito de Famagusta, Ayia Napa reúne algunas de las playas más bellas no sólo de toda la región. La playa de Nissi suele estar entre las más conocidas, gracias a sus aguas cristalinas y a su fina arena blanca, pero otras menos exploradas como la de Latchi Adams ofrecen un mayor espacio de tranquilidad para quienes quieren escapar de las aglomeraciones.
2. Practicar snorkel bajo las aguas turquesas
Tanto si eres un avezado buceador como si eres un aficionado al snorkel, Chipre es, sin duda, tu destino. Sus increíbles aguas cristalinas y su abundante fauna y flora marina convierten a esta isla en el paraíso de los deportes submarinos.
Algunas de las mejores zonas donde sumergirse están en Ayia Napa, aunque Cabo Greco, un promontorio que se encuentra en el extremo sur de la Bahía de Famagusta, es la zona preferida de muchos aficionados al snorkel, gracias a sus aguas tranquilas, cristalinas y turquesas, un verdadero espectáculo de la naturaleza.
Asimismo, además del patrimonio natural de Ayia Napa, a este también se le suma el cultural, incluso debajo del agua. El municipio chipriota cuenta con el primer museo submarino del Mediterráneo, el Museo de Esculturas Submarinas MUSAN, que supone una conexión entre naturaleza y cultura, la representación de lo que es Chipre en sí misma.
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3. Descubrir Kakopetria, el punto de inicio para explorar las iglesias bizantinas
Sin bajarnos de la montaña, a orillas de los ríos de Kargotis y Garillis se encuentra Kakopetria, en la cara septentrional de las montañas de Troodos. Siendo uno de los pueblos más altos de la región, en el centro del Valle de Solea, Kakopetria es conocida en todo Chipre por la variedad de sus cultivos y la calidad de sus frutas, en especial la de sus manzanas.
Su casco antiguo, lleno de callejuelas estrechas y empedradas que recuerdan a su época medieval, es un regalo para quienes se adentran en la vida interior de Troodos en busca de descanso.
Kakopetria, además, es también conocida por sus pequeñas, antiguas y cuidados monasterios y capillas, entre los que destaca especialmente Agios Nikolaos Stegis, una de las iglesias bizantinas pintadas de la región de Troodos, que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO entre 1985 y 2001.
4. Trekking bajo el Monte Olimpo
Cuando sus montañas se vacían de nieve, sus serpenteantes senderos se convierten en un lugar perfecto para practicar senderismo y trekking. A los pies del Monte Olimpo, muchos turistas escogen pueblos como Kakopetria o Platres como puntos de salida para sus rutas, donde hay diversos recorridos como el de Atalanti o el de Kalidonia.
Aunque estos dos ejemplos de rutas son de alta exigencia, Troodos también ofrece caminos más llanos y medidos para principiantes, como pueden ser el de Kampos tou Livadiou o el de Artemisa.
5. Bicicleta a través de la península de Akamas
El Parque Nacional de Akamas, en la península que le da el nombre, es el lugar idóneo para organizar una excursión en bicicleta. Al estar protegida como reserva natural –cuenta con especies y flora endémicas de la isla–, la zona es un paraje tranquilo donde disfrutar del placer de sus paisajes y de su tranquilidad.
Sus caminos pedregosos y las vistas a la playa son, además, el perfecto contraste con el que aprovechar una ruta en bici de montaña y contemplar unas impresionantes panorámicas de aguas azul turquesa.
Cerca del pueblo pesquero de Latchi, los excursionistas suelen hacer parada en los famosos Baños de Afrodita, un pequeño y precioso rincón de la península formado por una cascada en el que el mito explica que la diosa griega se reunía con su amado Adonis.
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