Llegar a Domaine Riberach es un poco misterioso. Tienes que conducir hasta Perpiñán, y luego adentrarte treinta minutos hacia el interior, dirección al Parc Naturel Régional des Pyrénees Catalanes. Llegarás a Belesta, un pueblo con poco más de mil habitantes.
Si bien aquí podrás visitar la fuente de Fontestorbes, el destino en Belesta es sin duda el hotel bodega del que te hablamos: Domaine Riberach.
Un ecolodge con dieciocho habitaciones rodeado de viñedos y aire libre, que huele a vino solamente cruzar la entrada principal. Y es que se trata de una antigua cooperativa reconvertida a hotel 4* que conserva en sus paredes toda la historia líquida de años elaborando vinos sin parar.
Las habitaciones de doce metros cuadrados fueron en el pasado las cubas de quinientos hectolitros. Original. Creo que no había visto nunca nada similar :-) Si puedes complementar la estancia con un masaje… la promesa de relajarte y desconectar, se cumplirá.
Si vas a Domaine Riberach es para comer
Lo mejor de este establecimiento es sin duda La Coopérative, su restaurante dirigido por el joven chef Julien Montassié, e incluido en la Guía Michelin.
Disfruté de su menú degustación sorpresa, si bien no soy muy fan de las sorpresas y de entrada la opción no me parecía atractiva. Montassié logra ponerse al comensal en el bolsillo con platos creativos preparados con productos de proximidad y un muy buen emplatado.
Mi vino elegido para el maridaje no ha sido local, sino un Mâcon-Pierreclos 1er Jus de Chavigne 2015 que me llamó extremadamente la atención en la carta. El vino se reveló ideal para el maridaje, si bien el servicio, llevado a cabo por un sumiller inexperto, dejó un poco que desear.
El hotel cuenta con dos restaurantes más, la brasserie Cargol’21 y el wine bar The Comptoir Cave. Ninguno de los dos estaba abierto durante mi visita, así que tocará volver para probar ;-)