Palma de Mallorca, la capital balear, invita a vivir una Navidad diferente descubriendo como la cultura popular de la ciudad ha perdurado desde hace siglos brindando a las fiestas un toque de magia y encanto único en todo el mundo .
Redacción
Espléndida y llena de vida durante todos los meses del año, Palma de Mallorca puede presumir de contar con tradiciones navideñas singulares que la convierten un destino único para disfrutar también en invierno. Cultura, tradición y gastronomía hacen de estas fechas tan señaladas una experiencia inolvidable con nuevas sensaciones y emociones que la ciudad transmite a través de sus costumbres, su estilo de vida y su forma de ser.
Luces, momentos en familia, compras e ilusión están presentes en cualquier lugar, pero hay manifestaciones navideñas que solo pueden experimentarse en Palma y hoy queremos contártelas.
Un canto al cielo de elevado componente religioso digno de ver
Si no lo has escuchado nunca, te estás perdiendo algo excepcional. Uno de los máximos exponentes de la tradición religiosa mallorquina es el “Cant de la Sibil·la”, un espectáculo de origen medieval que se celebra en muchas localidades de la isla y que cautiva a todos los visitantes, año tras año. Sin duda, el lugar más espectacular para admirar esta función es la catedral de La Seu de Palma, ya que por la majestuosidad y dimensiones se alza como un imponente templo donde el cántico es capaz de enmudecer a muchos asistentes.
Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, este acto se celebra el día 24 de diciembre cuando se celebra la Misa del Gallo, las denominadas “Matines” que conmemoran el nacimiento de Jesús. El canto simboliza la llegada del Redentor a la isla y el juicio final, cantado tanto en catalán como en latín por una persona de voz angelical que, ataviada con una capa bordada y una túnica blanca junto a una espada suspendida frente a su cara durante todo el acto, inunda de sentimiento todo el templo.
Ruta de los belenes artesanos por la ciudad de Palma
Tradición generacional y atractivo turístico, una extensa colección de nacimientos elaborados de forma artesanal se reparten por Palma en centros culturales, conventos, iglesias o incluso en algunos establecimientos con una gran variedad de estilos y detalles del 5 de diciembre al 6 de enero. Entre ellos destaca el Betlem de Cort (el del Ayuntamiento), diseñado por la Asociación de Belenistas de Mallorca, que recrea la Palma antigua incorporando las tradicionales figuras del Misterio a sus calles y plazas.
También son muy conocidos y espectaculares el Belén tradicional mallorquín del centro de cultura Sa Nostra, el del Consell de Mallorca, el del mercado de Santa Catalina, el del Convento de las Capuchinas, el del Palacio March, el de la Iglesia de Santa Magdalena o la de Sant Roc. Aunque se ha ido perdiendo, en algunos de estos belenes perdura una tradición genuinamente mallorquina: esconder un pequeño fraile entre las numerosas figuras navideñas del pesebre.
Salir a comprar dulces ‘quemullars’ y otras delicias para las fiestas navideñas
La Navidad en Palma también trae momentos para callejear dejándose cautivar por el ambiente y, en especial, el aroma que desprenden los hornos y panaderías más emblemáticos de la ciudad donde maestros reposteros elaboran deliciosos dulces, llamados ‘quemullars’ (para mojar). Son típicas las cocas, las ensaimadas, los madritxos y los quartos: recetas tentadoras que se alzan como un must a la hora de acompañar un chocolate caliente o un buen café durante las fiestas navideñas. También destacan las cocas de patata y de anís, cuya venta aumenta considerablemente durante estas fechas.
Algunas creaciones se han convertido en legado histórico de la gastronomía local, como el pa moixó y el peix de pasta real que se elabora en el Fornet de la Soca; los barquillos (neulas) de Galindo; los panellets, pastas y turrones de Forn Fondo; el roscón de Reyes de Lluís Pérez y las deliciosas cocas de turrón y de Navidad, mantecados, galletas, rollitos de anís y una extensa gama de dulces y turrones (como el de la abuela) del Convento de Santa Clara de Palma. También pueden comprarse otras especialidades típicas como el tambó (turrón de anacardo) y las galletas de almendra.
A toda esta experiencia hay que añadirle tiempo para disfrutar de los vinos isleños, como los que elaboran las bodegas Mesquida Mora, Ca’n Majoral, Ánima Negra, Bodegas Ribas o Tianna Negre.