Cómo incorporar la filosofía slow living en tu día a día

Vivimos sumergidos en la inmediatez, la productividad y la multitarea. Y también sufrimos una acuciante falta de atención. La rapidez nos ayuda a ser eficaces y productivos, pero cuando se convierte en la norma y no la excepción nos resta calidad de vida.

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cómo incorporar la filosofía slow living

El movimiento slow living nace como una alternativa a la vida acelerada. Básicamente nos propone recuperar ese tempo con el que vivíamos antes de la industrialización y, sobre todo, antes de la digitalización.

¿Qué es el slow living?

Slow living es, como su nombre indica, una filosofía que nos anima a vivir más despacio, hacerlo todo con calma. Se trata de abrazar la lentitud como esencia y darnos tiempo para hacer las cosas. También darnos tiempo para pensar, para descansar, para crear y para aburrirnos. Sí, porque del aburrimiento nacen iniciativas e ideas sorprendentes.  

Definición y origen del movimiento slow living

El escritor y periodista Carl Honoré publicaba en 2004 Elogio de la Lentitud , libro considerado el manifesto fundacional del movimiento Slow que viene a ser una guía de cómo practicar el slow living para vivir mejor. «Las redes sociales y los teléfonos inteligentes han creado una cultura de gratificación instantánea y entretenimiento eterno» dice el autor en el prólogo de su última edición. «Pero todo este ajetreo pasa factura. Fíjate en la crisis de la salud mental o en los daños medioambientales», prosigue.

¿Quién no ha sufrido estrés, angustia por no llegar a todo o el temido FOMO (Fear of Missing Out o miedo a perderse cosas)? La inmediatez nos acecha en todas las áreas de nuestras vidas. Responder rápido, trabajar rápido, comer rápido, hacer el amor rápido. Todo hay que hacerlo a alta velocidad para ser considerados personas productivas y de éxito.

Pero llega un punto en el que rápido ya no significa mejor. Nos sentimos cansados, aislados, desconectados de nosotros mismos y nos produce pánico parar, por si no hay nada más allá de la vida veloz. Perdemos la capacidad de disfrutar de un atardecer o de una conversación pausada.

FOTO: ¿Cuánto nos cuesta encontrar tiempo para compartir con las amigas? / @Depositphotos

¿Hay otra forma de vivir?

Leyendo el elogio de la vida lenta de Carl Honoré empezamos a entender que sí, que el significado del slow living puede ser una alternativa y que vivir despacio tiene muchas ventajas y beneficios.

¿Has pensado qué pasaría si tu agenda no estuviera siempre a rebosar? De repente ese encuentro con las amigas que lleváis meses postergando porque «ahora no puedo», «el 26 del mes que viene tengo un evento», «el 15 del siguiente yo estoy de viaje», sería posible. ¿Cambiaría eso tu percepción de la vida? Muy probablemente sí.

Principios básicos del slow living: simplificar, conectar y disfrutar

Los beneficios del slow living aplican a todas las áreas de la vida: comer despacio, cuidar el cuerpo y la mente, trabajar con más presencia, incluir el descanso dentro del tiempo de ocio, educar a los hijos de forma pausada y disfrutar del sexo lento. Se trata de dejar de vivir con la obsesión constante de ahorrar tiempo.

Diferencias entre el ritmo de vida actual y el slow living

Frente a la rapidez y la dictadura del reloj que se impuso con la era industrial, cuando era necesario fichar en las fábricas, slow living prioriza la calma, la consciencia y el disfrute de cada momento. Es muy similar al mindfulness que Jon Kabat-Zinn dio a conocer mundialmente a partir de los años noventa, y que se nutre sin duda de la milenaria filosofía budista.

Ventajas de adoptar el slow living

Si bien sabemos que llevar una vida más calmada es necesario para la salud y el bienestar, el principal freno que sentimos al tratar de adoptarla es el miedo. Miedo a que no logremos el éxito profesional, miedo a no ser vistos, miedo a que no nos tengan en cuenta, miedo a perdernos experiencias extraordinarias, miedo a que no nos quieran si nos priorizamos primero a nosotros. Esta es justamente la trampa, y nos mantiene constantemtente enganchados al mail del trabajo, a las redes sociales, a las distintas aplicaciones de móvil y a todo lo que nos hace sentir que estamos siempre a la última.  

El slow living en cambio nos invita a disfrutar del JOMO (Joy of Missing Out): descansar y gozar de perderte cosas que quizás, con el tiempo, nos damos cuenta de que no tienen un impacto positivo a largo plazo en nuestras vidas.

Mejora del bienestar mental y reducción del estrés

Bajar el ritmo reduce el agobio diario y permite al sistema nervioso dejar de vivir en estado de alerta constante. El estrés mantenido nos produce numerosos problemas de salud tal y como explica Robert M.Sapolsky en su famoso libro ¿Por qué las cebras no tienen úlceras?

También los estudios científicos demuestran que dedicar trece minutos al día a la meditación mejora la atención, la memoria y el estado de ánimo incluso en principiantes. Y meditar no es más que prestar atención al momento presente, justamente lo que defiende el movimiento slow.

Mayor conexión con uno mismo y con los demás

El slow living fomenta una vida más consciente en la que podemos dar espacio a nuestras emociones, necesidades y deseos. Además, nos permite fortalecer nuestras relaciones al dedicar tiempo de calidad a quienes nos rodean, y en Una Buena Vida, el mayor estudio realizado sobre la felicidad, queda demostrado que tener buenas relaciones es precisamente lo que nos hace felices.

Impacto positivo en la salud física y emocional

Un estilo de vida más pausado se traduce en menos problemas de salud relacionados con el estrés. Y no hace falta llegar al extremo de tener problemas cardiovasculares para saber que el estrés nos está afectando.

¿Tienes problemas para dormir? ¿Estás constantemente cansada? El insomnio y la fatiga crónica son consecuencias del estrés, pero los hemos normalizado.

Vivir más despacio nos permite cuidar nuestra alimentación y descansar el tiempo necesario para recuperarnos cada día.

Contribución a un estilo de vida más sostenible

El slow living también nos invita a consumir de manera más consciente, comprando menos cosas y optando por productos locales, ecológicos y de calidad. Frente a la crisis climática que estamos viviendo, reducir el consumo y optar por la moda sostenible es imprescindible si queremos provocar cambios reales y duraderos.

FOTO: Decorar los espacios con elementos que te hacen sentir bien es parte de vivir más calmadamente / @Depositphotos

¿Por qué incorporar el slow living en tu vida?

La saturación del ritmo de vida acelerado

El estrés crónico y la sobrecarga informativa nos han llevado a un punto de fatiga física y mental. Incorporar el slow living nos permite recuperar la calma y el equilibrio.

La necesidad de reconectar con lo esencial

El ajetreo diario muchas veces nos impide disfrutar de los pequeños momentos. Tomarnos el tiempo para saborear un buen café (¿te has familiarizado ya con los cafés de origen?), disfrutar de una conversación o pasear sin prisas nos ayuda a redescubrir lo que realmente importa.

Slow living como respuesta a la cultura del consumo

En una sociedad consumista sentimos insatisfacción constante: nunca es suficiente, siempre nos falta algo. Las redes sociales han aumentado esta percepción, solo para después reducir la fricción en el proceso de compra (eliminar barreras) e invitarnos a comprar con un solo click.

Vivir sintiendo la falta constante es garantía de infelicidad. Por el contrario, cuando vamos más despacio podemos agradecer todo lo bueno que hay en nuestra vida. Cuando valoramos lo que ya tenemos esa necesidad de comprar de forma compulsiva se va diluyendo.

Beneficios a largo plazo para tu calidad de vida

Adoptar un ritmo de vida más pausado tiene beneficios duraderos en nuestro bienestar, desde una mejor salud hasta una mayor satisfacción personal y relaciones más profundas.

Cómo incorporar el slow living en tu día a día

Simplifica tu rutina: prioriza lo que realmente importa

Aprender a decir «no» a lo innecesario y enfocarnos en lo que de verdad nos aporta valor es clave para reducir el estrés y priorizarnos.

Desconecta de la tecnología: momentos sin pantallas

Esto es exactamente lo que los gurús de las tecnologías no quieren que hagas: descubrir que hay vida más allá de la pantalla. Cuanto más tiempo pasas conectada, más dinero ganan las grandes tecnológicas.

Establece momentos sin dispositivos electrónicos y reconecta con el presente, además de sentirte más tranquila mejorarás tu capacidad de concentración.

Disfruta de las pequeñas cosas: mindfulness en acciones cotidianas

Desde saborear una comida casera como nos propone el movimiento Slow Food, hasta sentir el sol en la piel, la atención plena transforma la manera en que experimentamos la vida.

Adopta hábitos sostenibles: consumo consciente y local

Optar por productos de proximidad, reutilizar y reducir el desperdicio nos ayuda a vivir de forma más armónica con el entorno.

Organiza tu tiempo: equilibra trabajo, ocio y descanso

El descanso es tan importante como la productividad. Planificar nuestro día incluyendo tiempo para compartir con amigos y familiares, y para relajarnos y disfrutar mejora nuestra calidad de vida.

Crea espacios tranquilos: orden y armonía en tu hogar

No es necesario convertirse en Marie Kondo, pero sin duda un entorno libre de caos y desorden favorecerá la calma mental. Experimenta y encuentra lo que te hace sentir bien, desde ordenar hasta decorar tus espacios con elementos que te hacen feliz.

FOTO: Slow Food es una organización que promueve los alimentos locales y la cocina tradicional / @Depositphotos

Ejemplos prácticos de slow living en acción

  • Dedica tiempo cada mañana a un ritual sin prisas. Por ejemplo, prepárate un desayuno relajado o dedicar diez minutos a la meditación.
  • ¿Quieres potenciar tu creatividad? Escribe tu diario cada mañana como recomienda Julia Cameron en El camino del artista.
  • Utiliza el límite de tiempo en tu teléfono, una hora o dos «sin pantallas» antes de dormir mejorará la calidad de tu sueño.
  • Cocina en casa con ingredientes frescos y de temporada. Si entre semana no puedes, dedícale un tiempo durante el fin de semana.

El slow living no es una moda pasajera, sino una filosofía de vida que nos invita a vivir con más intención, bienestar y equilibrio. En un mundo que nos empuja a ir rápido, elegir la calma y la consciencia es un acto de resistencia y amor propio.

Adoptar este estilo de vida no significa renunciar a nuestras responsabilidades, sino aprender a gestionarlas desde una perspectiva más saludable y placentera. ¿Te animas a probarlo?

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© Gloria Vallés 2024

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