Si estás pensando en viajar a Bélgica y quieres saber ¿Qué se come en Bélgica?, estás a punto de embarcarte en un delicioso viaje a través de su rica y variada gastronomía. La comida típica belga es una deliciosa mezcla de tradición y modernidad que deleita tanto a locales como a visitantes.
Sabores de Bruselas: una guía culinaria
Bruselas, la joya de Bélgica, es un epicentro cultural y administrativo de Europa, pero también cuenta con una gastronomía rica y diversa que refleja su historia y la fusión de culturas.
La tradición belga, con su herencia de gourmands franceses y bourgondiërs neerlandeses, se despliega en cada plato. Desde los inconfundibles moules-frites hasta los delicados carbonnades flamandes, cada bocado cuenta una historia. Y no es de extrañar que Bélgica cuente con tantas estrellas Michelin por habitante como la célebre Francia.
Bruselas va más allá al acoger en los últimos años influencias frescas de la cocina del norte de África y del Medio Oriente, creando una experiencia culinaria única. Cada restaurante se convierte en un puente entre lo antiguo y lo moderno, donde el pasado y el presente se encuentran en un vibrante banquete. ¡Bon appétit!
Entre tradición y modernidad: los platos imperdibles de la comida tradicional de Bélgica
¿Por qué decimos que en Bruselas se mezclan la tradición con la modernidad? La historia nos ofrece la respuesta. El término Bourgondiërs, deriva de los duques de Borgoña, quienes gobernaron un importante ducado en la Europa medieval, entre 880 y 1482. Su corte era famosa por el lujo y la riqueza, y sus miembros disfrutaban de comilonas opulentas. Esta denominación se utiliza para describir la tendencia de los belgas a comer bien y en abundancia, disfrutando de cada momento alrededor de la mesa.
Entre los siglos XVI y XVII, un belga notable, Charles de l’Écluse (también conocido como Carolus Clusius), desempeñó un papel crucial en la difusión de la patata en Bélgica y el resto de Europa. La patata, originaria del Perú, se ha convertido en un ingrediente esencial de la cocina rural belga y, hoy en día, es un pilar tanto en la comida callejera como en la moderna.
Uno de los platos más emblemáticos de Bruselas es el famoso moules–frites (mejillones con patatas fritas), que combina los sabores frescos del mar con el crujiente inconfundible de las papas fritas belgas, un verdadero símbolo nacional. Otro clásico es el stoofvlees, un estofado de carne tierna cocinada en cerveza, acompañado de patatas; un plato que refleja la perfecta unión entre ingredientes simples y técnicas culinarias cuidadosas.
Y no es casualidad que Bélgica tenga un museo dedicado a su alimento más icónico: el Friet Museum en Brujas. La fascinante mezcla de tradición francesa, flamenca influencias alemanas y el enfoque gourmet de los belgas se manifiesta en su cocina moderna, creando una experiencia culinaria que celebra el pasado y abraza el presente.

FOTO: Carbonade flamande / @Chez Léon
El secreto detrás de las combinaciones clásicas
La clave de la comida tradicional belga radica en la calidad de sus ingredientes y la paciencia en su preparación, enmarcadas en una rica tradición histórica. Las recetas suelen ser el resultado de la cocina casera, donde la frescura y calidad de los productos locales son primordiales, creando un legado culinario que celebra la simplicidad y el sabor. Así que analicemos cinco de los platos más típicos:
Mejillones cocidos al vapor (moules):
Siempre acompañados de frites, a veces da la impresión de que los mejillones son el acompañamiento de las patatas, y no al revés. Este plato, originario de las costas belgas en el siglo XX, guarda su secreto en las salsas que lo complementan: con vino blanco, estilo provenzal o mantequilla de ajo.
Carbonnade flamande
Este estofado de carne, cocido a fuego lento en cerveza oscura, encapsula la esencia de la cocina belga: es rico, contundente y lleno de matices. Consiste en carne guisada con cerveza belga y cebolla, un tributo a la abundancia de esta bebida en el país, destacando tanto por su cantidad como por su calidad. Se sirve, por supuesto, con patatas fritas y, ¡no te preocupes, no sabe a alcohol!
Waterzooi
Este guiso tradicional, especialmente popular en la región de Gante, puede prepararse con pollo o pescado, cocido a fuego lento con verduras como zanahorias, puerro y apio, todo ello en un caldo de vino blanco y crema. Una curiosidad interesante es que el nombre «waterzooi» proviene del término «water», que significa agua, y «zooi», que se traduce como «guiso» o «plato». Se cree que originalmente se preparaba en una olla de agua, y su versatilidad ha dado lugar a muchas variaciones, adaptándose a ingredientes locales y de temporada. Además, el waterzooi es considerado un símbolo de la cocina casera belga, reflejando la calidez y hospitalidad de su cultura culinaria.
Hutsepot
Originario de la región de Flandes, este plato sustancioso se elabora principalmente con carne (generalmente cerdo o ternera) y una variedad de verduras como zanahorias, puerro, repollo y patatas, todo cocido lentamente en un caldo sabroso. El resultado es un plato reconfortante y lleno de sabor, perfecto para los meses más fríos. Su nombre proviene de la palabra neerlandesa «hutse», que significa «mezclar», reflejando la naturaleza del plato, donde todos los ingredientes se combinan en una olla, creando un festín de sabores y texturas. Además, el hutsepot es un ejemplo de cocina de aprovechamiento, ya que tradicionalmente se hacía con las sobras de carne y verduras, simbolizando la cocina rural belga.
Witloof in de oven
Conocido como chicons au gratin en francés, es un plato clásico que combina endivias blancas y jamón cocido en una deliciosa preparación al horno. La receta consiste en envolver cada endivia en una loncha de jamón, cubrirlas con una suave salsa bechamel y espolvorear generosamente con queso rallado, que se gratina en el horno hasta obtener una capa dorada y crujiente.
Las endivias blancas, o “witloof”, son un ingrediente emblemático de la cocina belga, cultivadas en condiciones específicas para mantener su color y sabor característicos. Este plato es especialmente popular en invierno, ya que es reconfortante y sustancioso, convirtiéndo en una opción perfecta para las comidas familiares. Su combinación de sabores suaves y cremosos lo hace muy apreciado tanto en hogares como en restaurantes belgas.
Así que, tras analizar los ingredientes de estos platos, ¿cuál es su verdadero secreto? La clave reside en la esencia de la comida tradicional belga, donde se emplean técnicas que realzan el sabor natural de los ingredientes. La cocción a fuego lento y el uso generoso de salsas, desde la suave bechamel hasta caldos enriquecidos con cerveza o vino, nos recuerdan que lo auténtico y delicioso también se encuentra en la sencillez y en la sabiduría transmitida de generación en generación.
Comida rápida en Bruselas con un toque local
Bocados callejeros: delicias para degustar al paso
Después de hablar de los platos señoriales y familiares, revisamos la street food tan tentadora que nos llama cuando paseamos por las calles de Bélgica. Ya mencionamos las frites anteriormente, pero aquí va un dato interesante: ¿sabías que las patatas fritas belgas tienen una doble fritura que las hace irresistiblemente crujientes? Son otro imprescindible, pero lo que realmente las hace especiales es que se fríen en grasa de cerdo. Esa doble fritura les da una textura crocante y un sabor inconfundible que las distingue de las patatas fritas de otros lugares. Además, se sirven con una variedad de salsas que va desde la clásica mayonesa hasta opciones más atrevidas como samuraï, andalouse, y muchas más.
Pero, ¿qué otras delicias callejeras podemos encontrar en la comida típica de Bruselas? Aquí te lo contamos de manera concisa, para que puedas hacer una elección informada sin sentirte abrumado por tantas opciones. ¡Ya tienes un buen número de platos para degustar! Recuerda: ¡mejor calidad que cantidad!
Frikandel
El frikandel es la versión belga del hot dog, pero con un toque distinto. Aquí, la salchicha se fríe en lugar de cocerse, y puede servirse sin pan. A menudo se acompaña con salsa de ketchup, ketchup de curry, mayonesa y cebolla picada. Es común encontrar puestos de frikandel en los mercadillos navideños, donde los locales y turistas hacen fila para disfrutar de esta delicia
Stamppot
Aunque es más común en la cocina holandesa, el stamppot también se disfruta en algunas regiones belgas. Consiste en un puré de patatas mezclado con verduras, que suele acompañarse de salchichas. Un plato simple pero reconfortante.
Pistolets
¿Suenan a catalán verdad? Pero no. Estos panecillos redondos y crujientes, son más belgas que un gofre en la Grand Place. Suelen rellenarse con carne, queso o ensaladas, y son perfectos para un tentempié mientras recorres la ciudad.

FOTO: Wolf Food Market – Trip Advisor
Wolf Food Market
Si te apetece una experiencia culinaria diversa, te sugiero visitar el Wolf Food Market en Bruselas. Según cuenta la leyenda, este lugar era refugio de lobos, pero hoy en día es un paraíso para quienes buscan platos deliciosos a precios accesibles. Situado en la rue Fossé aux Loups, (Calle Foso de los lobos en español) cerca de la Catedral de San Miguel y Santa Gúdula, este mercado de comida callejera alberga 19 locales gastronómicos y dos bares, ideales para disfrutar de una auténtica inmersión en la cocina belga y del mundo.
Verduras al estilo Belga: más que solo acompañantes
En la cocina belga, las verduras no son meros acompañantes; son protagonistas en una variedad de platos innovadores. Las papas, zanahorias, coles y cebollas son las verduras más comunes, y se utilizan en una amplia gama de recetas tradicionales. Además, la manzana destaca como la principal fruta orgánica cultivada en el país. Esta riqueza vegetal no solo aporta frescura y sabor, sino que también refleja el compromiso belga con la calidad y la sostenibilidad en su gastronomía.
Innovación en platos verdes
Te presentamos un excelente ejemplo de innovación en la cocina: Humus x Hortense, un restaurante en Bruselas dirigido por el chef belga Nicolás Decloedt y su esposa, Caroline Baerten. Este espacio se ha convertido en un auténtico templo de la cocina verde, logrando atraer a una clientela diversa, compuesta principalmente por omnívoros, aunque también cuenta con vegetarianos y veganos. ¡Todo un logro para un establecimiento que promueve un estilo de vida saludable y consciente!
El restaurante se ha posicionado como un referente en la capital administrativa de la Unión Europea y figura en la novena posición de la We’re Smart Green Guide, una guía que destaca los mejores restaurantes vegetarianos del mundo.

Foto: Por cortesía de la chef y empresaria: Caroline Baerten de Humus X Hortense
Gratinados y purés: texturas que sorprenden
El puré: un imprescindible navideño que se disfruta todo el año en Bélgica
Los gratinados de coles de Bruselas y los purés de apionabo son solo algunas de las delicias que adornan las mesas belgas durante la Navidad. En Bélgica, los purés son una parte esencial de la gastronomía, elaborados con ingredientes frescos y de alta calidad.
Entre los más comunes, destaca el puré de patatas tradicional, que a menudo se enriquece con mantequilla y leche para lograr una textura cremosa y un sabor reconfortante. Otra combinación popular es el stamppot, (que mencioné anteriormente) este mezcla puré de patatas con verduras como zanahorias o col, creando un plato nutritivo y sabroso.
Además del clásico puré de patatas, hay una variedad de purés que aportan su propio carácter a la mesa. Los purés de zanahoria, coliflor, guisantes y boniato son muy apreciados, cada uno ofreciendo un sabor y textura únicos. También se pueden encontrar purés menos convencionales, como el de apionabo y el de remolacha, que no solo sorprenden por su sabor, sino que también añaden un toque vibrante y colorido a los platos.
Platos para el frío: confort en cada cucharada
Cuando el frío se instala en Bélgica, nada mejor que disfrutar de un plato caliente y reconfortante que eleve el ánimo y caliente el cuerpo. Algunos de estos platos son saludables, mientras que otros son más calóricos, ¡perfectos para esos días gélidos!
1. Sopa de pescado
Esta deliciosa sopa, rica en sabor, suele llevar mejillones, gambas y a veces incluso pescado blanco. Servida caliente, es perfecta para calentar el cuerpo y disfrutar de los sabores del mar, que son tan característicos de la cocina belga.
2. Boudin blanc
Este embutido belga, a base de carne de cerdo y especias, es una verdadera delicia que se disfruta caliente. Se puede asar o cocinar a la parrilla y se suele servir con puré de manzana o puré de patatas. Su sabor suave y su textura jugosa lo convierten en una opción ideal para las comidas de invierno.
3. Tarta de manzana
Para el postre, no puedes dejar de probar la tarta de manzana belga. Hecha con manzanas frescas y especias, es el cierre perfecto para una comida reconfortante. Servida caliente y a menudo acompañada de una bola de helado o crema batida, esta tarta se convierte en un delicioso final para un día frío.
Además de los platos mencionados, no te olvides de las carbonnades flamandes, el stoofvlees y el hutsepot, que ya hemos explicado anteriormente.
Un toque de elegancia: sabores únicos de Bruselas
Carnes y pescados: recetas con historia
¿Sabías que en la costa occidental de Bélgica, bordeada por las aguas del mar del Norte, se encuentran las dunas de Oostduinkerke? Este espacio protegido enlaza sus playas de arena clara con la vecina Dunquerque, en Francia. En esta localidad con un marcado carácter marinero, perdura una tradición singular en el mundo: la pesca de gambas a lomos de caballos, reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO desde 2013.
Aprovechando este legado, Bélgica también se destaca por su rica variedad de pescados y mariscos. El salmón, por ejemplo, es muy popular y se disfruta durante todo el año, tanto fresco como ahumado. La merluza se suele preparar a la plancha o en guisos, siendo especialmente apreciada en los meses más fríos.
Las sardinas, por su parte, son un aperitivo habitual, consumidas tanto frescas como enlatadas, que añaden un toque mediterráneo a la gastronomía belga. El bacalao, en su mayoría en forma salada, se utiliza en platos tradicionales que evocan la historia culinaria del país. Para ocasiones especiales, el rodaballo brilla en los menús de los restaurantes de alta gama, donde es muy valorado. Durante el verano, los mejillones se convierten en un clásico, servidos con papas fritas en el famoso plato de «mejillones y fritas» como venimos hablando. Finalmente, las gambas, versátiles y sabrosas, son muy consumidas en diversas preparaciones, especialmente en reuniones familiares y celebraciones.

En lo que respecta a las recetas tradicionales de carnes, destaca sin duda el boulet liégeois, una espectacular albóndiga gigante, jugosa y llena de sabor, típica de la región de Lieja. Estas delicias se sirven en una salsa agridulce, que frecuentemente incluye melaza y cebolla, creando una combinación irresistible que se convierte en un verdadero festín para el paladar, si la carne es lo tuyo.
Aquí te brindo, algunos de los restaurantes de alta calidad en Bélgica que están recomendados por la guía Michelin. Estos establecimientos son ideales para disfrutar de deliciosa comida de mar y mariscos. Entre ellos, encontrarás a Willem Hiele, conocido por su enfoque innovador en los sabores del mar, y Heritage, que destaca por su cocina belga moderna. La Marée y Le Vismet son perfectos para aquellos que buscan mariscos frescos y de calidad. También te Toucan sur Mer, que ofrece una experiencia única en platos del océano. Para un ambiente acogedor, no puedes dejar de visitar Heritage y La Belle Maraîchère. Finalmente, Kelderman es una opción excelente para disfrutar de los sabores locales en un entorno encantador.
Y para terminar… ¡Vamos a dar un paseo por lo dulce! Postres que endulzan cada paseo

FOTO: Postre belga tradicional / @ Depositphotos
Postres tradicionales de Bélgica
Ya te habíamos hablado de ellos en Cinco dulces belgas para terretirse comiendo, pero repasamos estos dulces sin igual:
Gofres, gofres y más gofres
¡Tipiquisimo lo sé, pero no defraudan! Estos deliciosos waffles son perfectos para disfrutar mientras recorres las encantadoras calles de Bruselas. Este dulce, que encontrarás en cada esquina, es ideal para un bocado rápido y azucarado que alegra cualquier paseo. Existen dos variantes principales: los gofres de Bruselas y los gofres de Lieja.
Los gofres de Bruselas son más grandes y tienen más “cuadraditos” en su superficie (la plancha suele tener unos 20 agujeros). Su masa es casi líquida, lo que los hace más ligeros y aireados.
Por otro lado, los gofres de Lieja, también conocidos como gofres belgas, tienen una textura más densa y húmeda. Generalmente son más pequeños y redondos, y se sirven con una variedad de coberturas, como frutas frescas, jarabe de chocolate y crema batida. Se dice que su origen se remonta al siglo XVIII, en la ciudad de Lieja, lo que los convierte en un postre con historia. Lo ideal es comerlos solos, como un buen belga, aunque también puedes acompañarlos con nata, chocolate o frutas, ya que su masa es lo suficientemente robusta para aguantar cualquier complemento.
Si buscas una experiencia auténtica y estética para tu Instagram, no puedes dejar de visitar Maison Dandoy Artisanal, una de las más famosas de Bélgica y empresa B CORP (comprometida con la sostenibilidad). Se dice que sus goffres se elaboran tal como lo hacía su tatarabuelo hace 180 años.
Cuberdons. El dulce secreto que no conocías ;)
Uno de los atractivos más destacados de la comida callejera de Flandes son los cuberdons, también conocidos como neuzekes, Gentse neuzen o «narices de Gante». Este dulce singular, generalmente de color púrpura y con una forma cónica que recuerda a una nariz, es todo un símbolo de la región. Su exterior tiene una textura casi crustosa, mientras que el interior está relleno de un jarabe de sabor a frambuesa.
El mejor lugar para disfrutar de estos dulces es en los pequeños quioscos que se encuentran en la Groentenmarkt de Gante. Aunque también puedes hallarlos en otras localidades de Flandes, puede ser un desafío encontrarlos fuera de esta área. ¡No te los pierdas!

FOTO: Cuberdons – Postre belga tradicional – Depositphotos
Chocolates y Pralinés, placeres históricos
La fascinante historia del chocolate en Bélgica se remonta al año 1635, cuando el Abad de la abadía Baudelio, en Gante, adquirió chocolate, marcando así el inicio de la comercialización de este exquisito manjar que, hasta entonces, era utilizado principalmente por los boticarios para preparar tónicos. Al igual que Suiza, Bélgica tiene siglos de tradición en la producción de chocolate.
Cabe destacar que los mejores granos de cacao provienen de regiones ecuatoriales, como Perú, Ecuador, Ghana, Madagascar y México. Estos granos secos son transportados desde esos países al continente europeo, donde se lleva a cabo su producción.
Así que, como te comentaba, Bélgica cuenta con una rica historia en el mundo del chocolate, siendo el lugar donde se inventó el praliné. Aquí encontrarás desde chocolates en creativas formas hasta exquisitas trufas que se deshacen en tu boca. Pero no te limites a degustar su sabor y textura: los chocolateros se enorgullecen de esculpir escaparates impresionantes que te dejarán boquiabierto, casi tanto como el propio chocolate.
¿Dónde comprar? En las Galerías Saint Hubert, donde también se encuentra la famosa Maison Dandoy. Estas galerías, diseñadas en 1847, ¡Fueron las primeras galerías comerciales de Europa! Allí podrás disfrutar de lo dulce como un niño, sumergiéndote en un auténtico paraíso del chocolate.
La cerveza como ingrediente: un giro innovador
La cerveza belga no solo se saborea en un vaso, sino que también se convierte en un ingrediente esencial de la gastronomía del país. Platos como el pollo a la cerveza y las costillas de cerdo estofadas en cerveza demuestran cómo esta bebida se integra a la perfección, aportando profundidad y sabor a las recetas tradicionales.
Bélgica es conocida por su diversidad cervecera, con estilos que van desde la pale lager hasta la lambic y la roja de Flandes. Con aproximadamente 180 cervecerías, desde grandes industrias hasta pequeñas destilerías artesanales, se estima que hay alrededor de 1,150 cervezas belgas originales. La historia de la cerveza en Bélgica se remonta a los monasterios trapenses del siglo XVIII, donde los monjes comenzaron a elaborar cervezas.
En Brujas, puedes probar una amplia gama de cervezas en un contexto histórico, ya que allí fue fundado el gremio de cerveceros. Si buscas una experiencia más urbana y moderna, te recomiendo el Delirium Café en Bruselas. Este lugar no solo es famoso por su increíble variedad de cervezas, con más de 2,000 opciones, sino que también ¡tiene el récord Guinness por tener la mayor selección de cervezas del mundo!
Planifica tu visita: Bruselas más allá de la gastronomía
Alojamiento y cultura: completa tu experiencia
Al visitar Bruselas, no solo disfrutarás de su comida típica belga, sino también de su rica oferta cultural. Desde alojamientos encantadores hasta museos fascinantes, la ciudad ofrece una experiencia completa para todos los sentidos. A continuación, te presentamos los mejores hoteles de alta calidad para disfrutar de la ciudad:
Si buscas un hotel de lujo, el Hotel Amigo en Bruselas es una excelente opción, combinando elegancia y confort en el corazón de la ciudad, a pocos pasos de la Grand Place. Otra opción de lujo es el Domaine La Butte aux Bois, situado en Genk, que ofrece un entorno natural excepcional y un servicio de alta calidad, ideal para relajarse. También puedes considerar el Hotel Dukes’ Palace Bruges, un antiguo palacio en Brujas que brinda una experiencia de lujo con un hermoso jardín y un spa, perfecto para una escapada romántica.Si prefieres una opción más accesible sin sacrificar calidad, el Meininger Hotel Brussels City Center es una gran elección, con un ambiente moderno y una ubicación junto al canal, cerca del centro de la ciudad. El Hotel Aragon en Brujas es acogedor y se encuentra cerca de los principales puntos turísticos, lo que lo convierte en una opción conveniente. Asimismo, el Ibis Styles Brussels Centre Stéphanie ofrece un entorno moderno y colorido, ideal para quienes buscan comodidad a un precio razonable.
Además, un Airbnb puede ser una opción interesante, ya que te permite elegir dónde hospedarte según tus preferencias. Bélgica no es un país muy grande, por lo que las ubicaciones suelen estar cerca de las principales atracciones. Por ejemplo, yo me hospedé cerca del Atomium y pude visitar Bruselas, Gante y Brujas con facilidad.

Arte y gastronomía: un itinerario para los sentidos
Combina la exploración gastronómica con visitas a galerías de arte y museos. La Casa del Chocolate y el Museo Magritte son paradas imprescindibles en un itinerario que celebra la rica cultura de Bélgica. Pronto, en nuestro blog, te contaré más sobre la importancia de visitar el Museo Magritte, donde podrás reflexionar sobre la relación entre la representación y la realidad a través de sus icónicas obras.
No te pierdas el Museo de la Música, donde la historia de la música y los instrumentos se entrelazan en un recorrido sonoro fascinante, y el icónico Manneken Pis, la famosa fuente del niño que orina, un símbolo del espíritu irreverente de Bruselas. ¡También hay una niña! Se trata de Jeanneke Pis ;) ¿Quieres conocer la historia de estos traviesos niños?
Pues después de esta extensa y completa guía, ya tienes la excusa perfecta para visitar el país y descubrirla. Si necesitas más ideas lee ¿Qué hacer durante 3 días en Bruselas?